¿Por qué ir a Misa los domingos?
Para quién son estas líneas
Posiblemente pertenezcas a una de estas tres categorías de personas:
a) Católico que ibas a Misa con tus padres cuando eras chico y un día durante la adolescencia dejaste de ir. Fue porque entraste en una crisis: era tiempo de dejar de ir sólo porque tus padres iban; y no llegaste a encontrar un razón de porqué debías ir. Estas líneas son para ti.
b) Católico que nunca fuiste a Misa de modo constante. Quizá ni siquiera sabías de la obligación de asistir todos los domingos. Te parece hasta curioso o exagerado que la Iglesia pretenda esa práctica para todos. Estas líneas también son para ti.
c) Católico que va a Misa y, siguiendo el llamado del Papa, quiere ayudar a muchos a volver a sentir la necesidad de esta práctica tan esencial de la vida cristiana. Soy consciente que si cada católico consiguiera por año que un católico no practicante volviera a la práctica de los Sacramentos haríamos una verdadera revolución en la Iglesia. Estas líneas quieren aportarte algunas ideas que te ayuden en esta tarea.
ADVERTENCIA PREVIA: Este documento no es para ser meramente leído por encima; es para ser pensado.
Los principales razones para ir a Misa
Sentando la base de que casi siempre el comenzar a faltar a Misa el domingo responde a una actitud caprichosa, a la que es muy difícil refutar -precisamente por su falta de racionalidad- aquí tienes unas consideraciones sobre el precepto dominical y la importancia de la Misa en tu vida. Está escrito para personas con fe.
1. Primeramente hay que considerar que a Misa se va, en primer término, a dar, no a recibir. Se recibe mucho, pero no se va por motivos egoístas, ni comerciales -una especie de intercambio con Dios: mi atención y dedicación de tiempo a cambio de ciertos gustos, bienes, ya sea espirituales o materiales, temporales o eternos… qué más da… es lo mismo. Este primer punto elimina de raíz todos los motivos para no ir a misa, basados en una línea egoísta de pensamiento: me aburro, no siento nada, no tengo tiempo, estoy cansado, etc.
2. Porque Dios es tu Creador y debes dedicarle un tiempo semanal a Él. Es la manifestación de vivir centrado en Dios y en la salvación: vivir el año centrado en la Pascua; la semana, en el domingo; el domingo, en la Misa. No importa cuánto te aburras, tu Creador ha dispuesto que un día de la semana sea para Él: "Acuérdate da santificar el día sábado. Los seis días de la semana trabajarás y harás todas tus labores. Mas el séptimo es sábado, consagrado al Señor tu Dios" (Éxodo 20,8-10). Y parece que tiene derecho a tu obediencia. Faltar sería una desobediencia evidente y frontal (decirle a Dios "no te quiero dar mi tiempo"). Y más allá de la obediencia… Dios se lo merece.
3. Porque como miembro de la familia de Dios, debes rendir culto a Dios de acuerdo a tu naturaleza, junto a tus hermanos. Esto exige que el culto a Dios no sólo sea interior (en tu corazón) sino también exterior (que los demás vean tu fe) y comunitario (dar culto unido a tu hermanos). Es decir, que te reúnas con otros para adorar juntos a Dios. Más allá de tus gustos personales, asistes a Misa no por ti mismo (porque te guste) sino para mostrar tu reverencia al Omnipotente en comunión con los demás.
4. Porque tienes que obedecer a la Iglesia. No es cuestión de un capricho del Papa, sino de una necesidad. En el siglo IV, la Iglesia se vio obligada a imponer este precepto para garantizar a sus fieles el mínimo de vida eucarística que necesitan. Me imagino que serás consciente de la importancia que la Sagrada Escritura da a la obediencia… (cfr. Adán y Eva, diluvio, Abraham, Saúl…). Desde esta perspectiva, faltar a Misa es un acto de rebeldía.
5. Porque si no fueras cometerías un pecado mortal. Y no creo que te quieras ir al infierno por esto. Como sabes hay un precepto que obliga a los bautizados a asistir a Misa todos los domingos y fiestas de guardar. Es una obligación grave, de manera que su incumplimiento es una falta grave. No te olvides que un día te morirás… y te encontrarás a ese Dios a quien ahora estás tentado de ignorar… para darle cuenta de tu vida…
6. Porque necesitas de la Eucaristía para vivir una vida realmente cristiana. Es una necesidad vital, de manera que sin la Eucaristía semanal, no te darían las fuerzas espirituales para vivir como un hijo de Dios. No olvides que la Eucaristía es principalmente “alimento” para nuestras almas.
7. Porque sin la Eucaristía no tendrías acceso a la vida eterna. Jesús no dejó lugar a dudas: "Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre"; "en verdad os digo, si no coméis la carne del Hijo de Dios y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros"; "el que come mi cuerpo y bebe mi sangre tiene vida eterna" (cfr. Juan 6,30-58)
8. Porque Jesús te invita a su mesa y sacrificio. Él lo mandó explícitamente a sus discípulos al instituir la Eucaristía: "Haced esto en memoria mía". Asistir a Misa no es más que cumplir este mandato del Señor. Y no es sólo una memoria histórica, es una memoria que lo hace presente. Jesús te invita y se te entrega. No responder o ser indiferente a su llamada sería un desprecio bastante considerable.
9. Porque viviendo en una sociedad que en muchos aspectos no es cristiana, la Misa es la primera manera de defender, robustecer y manifestar nuestra fe. Es necesaria para "proteger" tu espíritu del materialismo sofocante que nos rodea. Que tu espíritu pueda al menos una vez a la semana "respirar" un aire espiritual. Además es el primer testimonio cristiano: los demás necesitan tu ejemplo. ¿Te das cuenta qué testimonio de fe da a los que no creen… quien dice creer y muestra no valorar lo que cree?
10. Porque es mucho mejor ir que no ir. Puede parecer tonto… pero para quien aspira a lo mejor… sería suficiente solamente este motivo. Yo no creo que haya un plan más santo y santificante para el domingo.
La contradicción del católico “no practicante”. Y cómo se llega a serlo
Pocas cosas hay más inconsistentes que el llamado "católico no practicante". Es prácticamente una contradicción de términos. A veces uno escucha a alguien decirlo de sí mismo, incluso hasta con cierto dejo de orgullo… como si definiese su modo de ser católico con un calificativo normal. Es decir como si fuese una variedad normal de católico, una opción más… Como si se pudiera ser un "buen católico" no practicante.
Pero si lo piensas…, en realidad es un término bastante negativo, que tiene poco de honroso para quien se lo auto-atribuye, ya que significa "un católico que no vive como católico, "un católico que no vive lo que cree" o "que piensa que no vale la pena vivir lo que cree", "cuya fe no es lo suficientemente grande como para vencer su pereza", "un católico que piensa que su fe no es tan importante como para vivirla”.
Un católico que vive como si no lo fuera, que permanece siendo católico sólo en el campo teórico… va perdiendo también la fe… su adhesión a la doctrina católica… en primer lugar porque la va olvidando… Es cada vez menos católico. Se cumple lo de San Agustín: "el que no vive como piensa, termina pensando cómo vive". Su relación con Dios llegará a reducirse a compromisos sociales (bautismos, bodas, primeras comuniones, confirmaciones, funerales…) y necesidades (salud, dinero, trabajo…) que sean tan imperiosas como para hacerle acordar que Dios existe y que uno debe dirigirse a Él.
Un problema serio de dejar de ir a Misa, es que significa el comienzo de una religiosidad centrada en uno mismo, en la que hacer lo que Dios manda deja de ser la regla, para ser reemplazado por lo que yo siento, pienso, me cae bien, etc. Uno ha dejado de ponerse frente a Dios para ponerse frente a sí mismo. Como consecuencia de abandonar esta cita semanal con lo sagrado, comienza un proceso de insensibilización espiritual: la espiritualidad se va secando, el alma se va volviendo cada vez más árida para las cosas que Dios, que cada día mueven menos, aburren más, etc. Pecados que antes preocupaban… dejan de preocupar, cada vez son más los días que no reza nada… El alma se va volviendo indiferente, pierde sensibilidad espiritual. Y esto sucede poco a poco. Quien deja de ir a Misa, al principio puede tener la impresión de que no ha pasado nada, de que todo sigue igual… pero no es así. Ha desplazado a Dios del centro y esto se paga… Es como el pecador a quien puede parecer que su pecado no tiene consecuencias… pero tarde o temprano descubre que de Dios nadie se burla. Qué sí tiene serias consecuencias dejar a Dios.
En el camino hasta llegar a ser un católico no practicante, el punto central es el abandono de la Misa dominical. Nunca encontrarás un motivo positivo para dejar de ir a Misa; es decir, que demuestre que es mejor no ir que ir.
Lamentablemente casi nadie ha dejado de ir a Misa por una decisión serenamente meditada, después de haber pensado y estudiado el asunto. Es decir, casi nadie decide dejar de ir a Misa. Lo que pasa es que de hecho se deja de ir… sin saber bien porqué.
Se falta a MIsa un domingo por dejadez y pereza, o porque le daba vergüenza confesarse; y como no se confesaba, no podía comulgar; y como no comulgaba se sentía mal en Misa; y como se sentía mal y le daba no sé qué no comulgar dejó de ir…Y después otro domingo, y uno se acostumbra a no ir…casi sin darse cuenta… y al final algunos tratan de justificar el incumplimiento de este deber básico del cristiano. El argumento final y definitivo para tapar la boca de la madre que insiste para uno que vaya es "no me molestes más…", lo que no parece un argumento muy convincente.
Seriamente, ¿te has puesto a pensar qué es lo que Dios quiere que hagas? Si el domingo se te apareciera un ángel y le preguntaras ¿qué hago, voy a Misa o me quedo viendo una película? ¿Qué crees que te contestaría? Es claro que el más interesado en que no vayas a Misa es el demonio… De esto no cabe duda.
Motivos comúnmente aducidos para no ir a Misa
1. Pereza: "Prefiero quedarme durmiendo". En realidad los motivos que siguen son sólo excusas para cubrir este primero. No parece que sea un motivo muy racional, meritorio o valioso.
2. No tengo ganas/No lo siento: ¿Desde cuándo tus ganas son ley que hay que obedecer? ¿Es que tus ganas son más importantes que la voluntad de Dios? ¿Acaso siempre tienes ganas de ir al colegio o al trabajo? Y en cambio vas porque es tu obligación. Además a Misa no vas porque a ti te guste sino para agradar a Dios. Se va a Misa a honrar a Dios. Es decir que mientras que a Dios le agrade… no hay problema… la cosa va bien. Y si te cuesta… ¿acaso Dios no merece ese sacrificio que incluso hace más valioso y meritorio el acto?
3. Me aburro: La acusación más frecuente contra la Misa es que es aburrida. Refleja bastante superficialidad… en cuanto que a Misa no vamos a divertirnos… Y es un problema personal. Además si tanta gente va a Misa con gusto, algunos incluso todos los días… será que algo le ven… que a ti se te escapa… La solución será descubrir qué tiene la Misa para que los cristianos la consideren tan importante.
4. Es siempre lo mismo: Si se tratara de una obra de teatro o de una película, estaría absolutamente de acuerdo contigo. Pero no es una representación teatral… Es algo vivo, que pasa ahora. En la Misa no eres un espectador, sino un actor. Vas a ofrecerte junto a Cristo a Dios Padre. Vas a recibirle a Él como alimento para tu alma.
5. Desinterés: Las cosas de Dios no me interesan. Si Dios te resbala… estás en problemas… Tendrás que ver cómo solucionas la falta de apetencia de lo divino… pues ello te hace no apto para el cielo…
6. No tengo tiempo: No parece que lo que te pide Dios, una de las 168 horas de la semana, sea excesivo. Si no tienes tiempo para Dios… ¿para quién lo vas a tener?
7. Tengo otros planes mejores: No parece que a Dios le interese competir con el fútbol, la playa, el cine… No te olvides que el primer mandamiento es "amar a Dios sobre todas las cosas"… Si tienes otros planes que te importan más que Dios… tendrás que revisar tu escala de valores. De momento has dejado de cumplir el primero y más importante de los mandamientos: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
8. Tengo dudas de fe: La fe es un don de Dios. Alejarte de Dios dejando de ir a Misa, no parece el mejor método para resolver tus dudas sino incrementarlas. Recibir con frecuencia los sacramentos -confesión y comunión- es la forma más efectiva de aumentar la fe.
9. Estoy peleado con Dios: "Hubo algo que pasó en mi vida (la muerte de un ser muy querido, un fracaso muy doloroso, una enfermedad… o cualquier otra tragedia) que me hizo enojar con Dios. Si Él me hace esto… ¿por qué yo voy a ir a Misa? Es la manera de mostrarle a Dios mi disconformidad con la forma de tratarme". Hay quienes dejan de ir a Misa como una manera de vengarse de Dios. Pero, en los momentos de dolor ¿no será mejor refugiarnos en Dios y buscar su fortaleza más que reaccionar como un niño caprichoso de tres años? Él sabe más… Además, acusar de maltratarnos a quien más nos quiere y murió por nosotros… ¿no será demasiado? ¿No seré yo el que pierdo… alejándome de Dios?
10. "Hay gente que va y después se porta mal": "Yo no quiero ser como ellos", dices seguro de ti mismo. "Además, hay otros que no van, y son buenos". Es evidente que ir a Misa sólo no basta. Hay personas que van a Misa y después no son honestos. Lo que es malo es ser deshonestos… no el hecho de ir a Misa. Además la causa de su supuesta deshonestidad no es el ir a Misa. Lo mismo se puede decir de los "buenos" que no van a Misa: su "bondad" no procede de su falta de Misa… y tan "buenos" no serán si obedecen los mandamientos de Dios. Por otro lado, yo creo que nadie en el mundo se atrevería a decir que los que no van a Misa son mejores que los que van… Y claramente, el dejar la Misa no mejora a nadie… en todo caso lo empeora…
11. No me he confesado y entonces no puedo comulgar: No comulgar no es pecado; no ir a Misa, sí. Además el problema se solucionaría bastante fácilmente con una breve confesión…
12. Llevarle la contraria a mis padres: Ofender a Dios para hacer sufrir a tus padres no parece una actitud muy inteligente…
13. El cura me cae mal: Puede que haya sacerdotes que hagan la Misa más amena que otros; pero lo importante no es el sacerdote que dice la Misa sino tu participación en el sacrificio de Cristo en la cruz. Y eso no tiene nada que ver con el sacerdote que dice la misa. Además… estoy seguro de que la ciudad donde vives es lo suficientemente grande como para que puedas encontrar alguno que te caiga más simpático…
Cómo conseguir que la Misa te guste
1. Lo primero es ir a Misa: Nadie ha conseguido valorar la Misa a base de no ir.
2. El segundo punto consiste en tratar de vivir la Misa: Es decir, dejar de estar como una estatua y comenzar a estar atento, responder, rezar, cantar, evitar las distracciones, etc. Es decir que "gozar" la Misa depende bastante de tu actitud.
3. Estudiar lo que es la Misa: No se ha inventado otro sistema para aprender lo que uno no sabe. Para gozar la Misa hay que entenderla, para entenderla hay que saber qué es. Hay muchísimos libros y folletos… los encontrarás en cualquier librería.
4. Leer y meditar los textos de la Liturgia. Tiene una riqueza inagotable, de manera que nadie que medite las partes y oraciones de la Misa puede aburrirse. Es absolutamente imposible. No se encuentra un límite, de manera que siempre se les puede sacar nuevos sentidos, matices, dimensiones, etc.
5. Prepararse. Hay oraciones muy bellas para preparar el corazón para tan importante encuentro con Dios.
6. Estar en gracia de Dios: Y de todo lo dicho, lo más importante es estar en gracia de Dios; es decir, libre de pecado mortal. Si uno está en gracia de Dios, Dios es nuestro amigo; y el estar con un amigo a quien uno quiere nunca puede ser aburrido, ni monótono, sino todo lo contrario. Llega un momento en el que uno ya no puede pasar sin la Misa. La Misa se ha convertido en un momento necesario de la vida del cristiano para: pedir perdón, dar gracias, alabar a Dios…
Este folleto lo puede bajar en formato pdf para imprimir aquí: ¿Por qué ir a Misa los domingos?