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Cañada de Gallego

¿Cuál es el modo apropiado de vestir en el templo?

Escrito por P. Carlos Prats. Publicado en Preguntas y R.

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PREGUNTA: ¿Cuál es el modo apropiado de vestir en el templo?
RESPUESTA: Cualquier vestido que sea considerado digno según nos dicta el sentido común y el lugar sagrado donde nos encontramos.

PREGUNTA: ¿Se puede entrar a la iglesia con vestido de tirantes, pantalones cortos..?
RESPUESTA: No. Esa forma de vestir no es la apropiada. El sentido común así nos lo dice; pero para que no haya duda la Iglesia nos lo recuerda: No se debe entrar a la Iglesia con camiseta o vestido de tirantes, pantalones cortos…,  (aunque haga calor).

REFLEXIÓN: El vestido que usamos ha de ser siempre digno, pudoroso y adecuado a la situación en la que nos encontramos. En ciertas ocasiones se nos ha de recordar cómo hemos de vestir. Por ejemplo cuando vamos a participar en una ceremonia de gala en el teatro se nos dice que hemos de vestir “de etiqueta”. Nadie se extraña de ello y todo el mundo intenta cumplir con los cánones. Es más, puede que no te dejen entrar al teatro si no vistes adecuadamente.

Cada vez se va haciendo más frecuente que el sacerdote tenga un grupo de seglares preparados con chal o echarpe para cubrir los hombros de las señoras que van a asistir a una boda o bautizo. A estar señoras se les ha olvidado que van a la Iglesia a asistir a una ceremonia religiosa y no a un desfile de modas.

No es lo mismo rezar en público que en privado. Por las noches cuando rezamos antes de irnos a la cama solemos estar en zapatillas y pijama. En cambio a nadie se le ocurriría asistir a la Santa Misa en pijama. En ambos casos vamos a hablar con Dios pero las circunstancias son completamente diferentes.

El modo propio de vestir de un cristiano ha de tener en cuenta la moda del lugar, la edad, la situación del momento y muchos otros factores. Lo que siempre hemos de cuidar es que lo hagamos con pudor, dignidad y respeto. Hay ciertas prendas de vestir modernas que atentan contra la virtud y el pudor. Es por ello que deberían ser evitadas por un cristiano, y no sólo en la iglesia sino también en la vida cotidiana e incluso en la playa.