Pregón Fiestas Patronales de San Antonio (2010)
Queridos paisanos, emigrantes, forasteros, turistas y amigos: buenas noches a todos. En primer lugar quiero dar las gracias a la Comisión de fiestas por haber pensado en mí, que aunque no soy nacido en Cañada de Gallego, he vivido en él desde los dieciocho años, por otorgarme el honor de ser el Pregonero de las fiestas de este año 2010.
Pregonar, pregonero...
"Por orden del señor alcalde se hace saber..."
Así empezaban los pregones de las fiestas de nuestros pueblos, de esta Murcia que es montaña y mar, retama y tomillo, viñedos, cereales y hortalizas, limonero, pino y palmera. Es indefinible porque todo es contraste, casi contradicción, pero todo es armonía, historia, arte, trabajo y belleza.
Pregón quiere decir anunciar, difundir, notificar la buena nueva de fiestas y alegría, en este caso nuestras fiestas en honor a nuestro santo patrono, San Antonio de Padua.
Antes había dos clases de pregoneros: el alguacil que era la voz oficial que ponía en conocimiento lo que acontecía en el pueblo; y el pregonero vendedor que vociferaba sus productos con gracia y picardía: Desde "A la rica miel" a la "Sandía colorá". O el que hacía más llevaderos los fríos inviernos con su "Er piconero", hasta el que ofertaba algún "elixir de amores", que al parecer encandilaba a los mozos y mozas que buscaban el primer amor.
Yo, hoy, me siento el alguacil que anuncia las fiestas oficiales y pregonero que oferta nuestros productos más genuinos y auténticos: la fe en nuestro santo patrono, la amistad, la alegría, la diversión y la convivencia.
Ser nombrado pregonero, por tanto, es sin duda un honor que no merezco. Y no merezco este honor porque entiendo que la misión de un pregonero debe ser entonar un canto de alabanza a la belleza de este, nuestro pueblo, y me faltan palabras para ensalzar tanto bueno como aquí se encuentra.
La misión de un pregonero es, también, entonar un canto de alabanza a la gente trabajadora de nuestro pueblo, y qué mejor canto que el que entonan aquí esta noche los brazos cansados de todos aquellos que han cumplido con su labor en sus trabajos y en las tareas del campo que ahora terminan con el colofón' de las fiestas patronales.