Domingo IV de Pascua (C) (8 mayo 2022)
(Jn 10: 27-30)
Al Señor le gustaba hablar con sencillez. A base de simples y directas imágenes (parábolas) nos transmitía profundas enseñanzas. Hoy nos dice que Él es el Buen Pastor y nosotros somos sus ovejas.
El mundo actual orgulloso de sí mismo y de sus logros ya no tiene a bien pensar que Dios es su creador y nosotros sus criaturas. Parece como que la soberbia del Pecado Original todavía está en nuestros corazones y no nos gusta que nos digan que somos ovejas del Rebaño de Cristo. El hombre es ciego y loco cuando niega la realidad. Sin embargo, nosotros no podemos pensar de ese modo. Nosotros somos cristianos y tenemos a Cristo como a nuestro Buen Pastor. Él es el que nos cuida, enseña, vigila y libra de las asechanzas del Demonio. Por ello, si nosotros deseamos que Dios cuide de nosotros...
COSAS QUE DEBERÍAMOS HACER:
- No podemos olvidar que nosotros somos ovejas de su rebaño; no pastores.
- Tenemos que escuchar su voz. Tenemos que escucharle sólo a Él. No podemos tener dos pastores: Jesús y Satanás.
- Tenemos que seguirle a Él por los caminos por donde Él nos quiera llevar y comer los pastos que Él nos ofrezca.
- Nunca separarnos de Él: "¿Quién me podrá separar del amor de Cristo?"
COSAS QUE ÉL HACE CON NOSOTROS:
- “Yo les conozco”: El Señor sabe muy bien quiénes somos si somos realmente ovejas de su rebaño. El sabe muy bien lo que necesitamos y éso es lo que nos da.
- A aquellos que no se consideran ovejas de su rebaño el Señor les dice: "No os conozco". Y por eso no puede cuidar de ellas.
- “Yo les doy la vida eterna”: Él no sólo se preocupa de nosotros en esta vida, sino que también nos facilita el camino y nos abre las puertas del cielo.
- “Ninguna oveja se perderá”: El cuida personalmente de cada uno de nosotros. Es por ello que tenemos que confiar en Él. Puede que en alguna ocasión no nos guste el camino o el pasto que nos ofrezca, pero si confiamos en Él sabremos que nada malo nos podrá pasar.
Después de leer esto tenemos que examinarnos y pensar: ¿Quién es mi pastor? ¿A quién sigo? ¿Quién me alimenta? ¿Quién me guía? ¿Quién me cuida? Una oveja siempre es capaz de reconocer a su pastor y seguirle. Si Cristo no es nuestro pastor, ¿cómo pretendemos luego que Él nos cuide, alimente o guíe?